miércoles, 7 de enero de 2009

Primer Día

Lo hice, me tome esa cerveza fría en la mañana que no tenía que tomar, me puse un traje de baño largo negro que compré en liquidación,  parecía una señora con un gorro de paja que cubría ochenta por ciento de mi cara ya que el otro veinte lo hacían unos lentes oscuros que me costaron cinco mil pesos en el portal lyon, adquirí esos en una hora de almuerzo, un lunes para ser específica, esos días que si no te alegras el día  te mueres de lata y juegas a que pasan las horas pero realmente pasan los segundos.
Me puse el ipod, en específico la canción Hurricane Jane de Black Kids, caminé por la orilla pensando que era la envidia de todas las jovencitas de mi edad que miraban pensando si era alguna estrella del cine o una ex famosa sacada de algún reality, reconozco esas caras y miradas tipo escáner.
Mi canción favorita sonaba y mi sonrisa era inquebrantable, mis shorts de jeans que corté apenas se acercaba el verano me tapaban lo justo y necesario, para destacar mis piernas imperfectas con unas chalas que fueron regalo de mi tía, mis uñas pintadas negras, de los pies y de las manos.
Cuando caminaba, pasó un hombre de mi edad, mas tirado para un hombre-niño, rubio vestido con una polera negra que decía Joy Division, no dude en pensar por un minuto que eso me atraía más que nada pero sin evitar pensar también que podría haber sido de su hermano grande que saco en la mañana porque no tenía nada limpio que ponerse, tenía shorts blancos con negro de traje de baño con unas zapatillas Vans old school negras, se puso andar al lado mío hasta que no pude contener la risa y parar a mirarlo. Su moto era negra y estaba llena de tierra, se acercaba cada vez más hacia mi hasta que se paro al lado mío, me miro sacándose el casco, me saqué el ipod.
-... Hola, quieres que te lleve alguna parte, me dijo con una voz como si le diera vergüenza lo que estaba haciendo.
- No voy a ningún lado, solo estoy caminando... linda moto!, le dije, un poco mareada por la cerveza que me tome de desayuno.
- Vamos a dar una vuelta, no muerdo , me dijo sacando otro casco desde una pequeña maleta en la parte de atrás de su moto.
 Accedí a esa irresistible propuesta de día de verano, porque él se veía irresistible, no podía negarme a saborear la espontaneidad de mi mañana que proyectaba desde que en la ducha esa misma mañana confundí el shampoo por gel de baño y me dije que era la última equivocación y mala suerte que tendría en el resto del día.
Me llevó a una quebrada cerca de un cementerio, resultaba que alucinábamos con la misma música, después de un rato supe que se llamaba Patricio, teníamos el mismo sentido del humor y los dos esa misma mañana habíamos tomado cerveza, el por que pasaba la caña del año nuevo y yo porque solo quería deleitarme con la Torobayo, escuchamos mi música con un audífono cada uno y decidimos no ir almorzar a nuestras casas, preferimos con una idea de Pato ir a Valparaíso y cometer el crimen cliché de comer con una vista tan apetecida por franceses o gringos, que apenas con sus bastones bajaban de los cruceros, cosa que nos causaba mucha risa cuando nos acercamos en la moto a  ver esos grandes barcos que no paraba de gritar  lo horripilantes que se veían.
Patricio y yo nos tomamos unos terremotos en una pequeña picada, nos comprábamos jarras y jarras acompañados de unas chorrillanas que en un principio odie por el exceso de aceite pero al rato sentía que era lo mas delicioso que había probado en mi vida, eso hacen los terremotos me decía Patricio, saboreas todo diferente, el lugar tenía rock puesto de fondo, éxitos estilo Woodstock, jugamos a mi típico juego de decir todo lo que odias y amas de este planeta, resulto ser que siempre gano en decir todo lo que odio cosa que Pato no dejaba de resaltar y yo de picada no paraba de decirlo lo feo que encontraba su nombre.
En ese momento era la mujer más feliz del planeta, me sentía dichosa, fuimos a la playa y caminamos de la mano, luego dormimos siesta espontánea que surgió mientras hablábamos hasta que nos quedamos dormidos, nos despertamos con los gritos de un señor que vendía palmeras y cuchuflí, no pude contener gritarle que se callara al viejo de mierda, lo que causó risa a Patricio y me miraba impresionado diciendo que las niñas como yo no hacen esas cosas, por momentos sentía que esos eran los mejores piropos que me habían dicho y me comía la ansiedad para contarle todos mis cuentos, pero decidí ese primer día de año no hablar de mi pasado, la luz del sol ya era de atardecer y nos miramos sabiendo que era hora de volver, no podía dejar de pensar que sentía como si fuera mi amigo de toda la vida o un amor desde siempre .
La vuelta a la casa fue callada, yo no quería que me fuera a dejar pero me dijo que tenía unos asuntos que arreglar en su casa que no quiso explicarme en ese minuto, los dos íbamos un poco mareados pero tranquilos, cuando estábamos cerca de mi casa le dije que me bajaba ahí, no podía dejar de mirarlo cuando me dijo.
- mañana me voy por seis meses a Londres.
Sentía que no podía respirar, mis manos empezaron a transpirar, me sentía estafada por él, pero luego sabía que no era su culpa, no podía creer lo que escuchaba, era como si me pidieran un divorcio o me hubiera quedado viuda, no podía creer también que me sintiera así, rogué porque tuviera algo de orgullo, no podía decir nada, no me nacía ni una sola palabra, solo me dolía mi guata y me sentía como pocas veces me he sentido en mi vida, rechazada por un hombre, el dolor mas terrible que juré nunca más pasar, pero no era rechazo, era abandono, sentía que me debía una explicación pero no podía pedirle nada, no era mi derecho dadas las circunstancias, en esos momentos la racionalidad vuelve como si sonara un tambor en mi oreja y mi sensibilidad se esconde como Osama, dejo de ser quien soy.
Me miró fijo y anotó su celular y su mail en mi celular, yo hice lo mismo con el suyo sin intercambiar ni una sola palabra, se bajó de la moto y me abrazó por un largo rato, nos dimos un beso, de esos que no quieres que acaben nunca.
Lo vi irse, aceleró mas de la cuenta y desapareció en la rotonda, caminar a mi casa se me hacía subir el Everest, incluso caminar y respirar se me hacía difícil, me senté en la vereda, prendí mi último cigarro que le había robado al Pato y me lo fume escuchando The Killing Moon de Echo And The Bunnymen, no pude evitar pensar que no debería haberme subido a esa moto, no debería haberlo hecho me repetí cien veces, pero luego concluí que haberlo conocido vale el costo de haberlo perdido al cabo de un día, luego repasaba minuto a minuto lo que había hecho,
mi gorro se quedó en Valparaíso arriba de la mesa de la picada que por borracha no me lo traje, "mi mamá me va a matar" no paraba de pensar en eso y lo mucho que se jactaba que se lo había comprado en Marruecos, cuando me saque los anteojos me di cuenta que llevaba puestos los de Pato, los míos se los quedó él, "en que minuto paso esto?" pense, cuando estábamos over the ball sacándonos fotos me respondí, "fotos?!", revisé rápidamente mi celular y tenía más de diez fotos de los dos, las revisé con risa pensando como si hubiesen sido fotos de toda una vida y no podía evitar acordarme de Pictures Of You de The Cure, rápidamente la puse en mi ipod, solo me quedaba esperar, seis meses, sabiendo que serán los seis meses mas largos de mi vida.





3 comentarios:

rana dijo...

El alma del texto está poderosa, vívida y llena de guiños. Corregir un resto la narración y la puntuación (pajas de viejo latero como yo).
Me gusta pasar por acá.

Tribi

E.L.C dijo...

jajaja Tribi, escribir en un cuadradito de blog y que no te deja hacer copy paste es digno de tener faltas de puntuación y esas cosas. narración, claro. soy aficionada, siempre habrán esos detalles :))
besos

Unknown dijo...

uno como que está vivo en ese tipo de días no más.