PREMOLAR INFERIOR IZQUIERDO

Una aguja de cinco centímetros
Un dentista sin mascarilla.

Me siento apretando fuerte las manos
Estoy entera mojada.

-Quieres ver o te tapo los ojos
- Tápemelos por favor

Se siente una dos tres y más veces entrar la anestesia en mi boca, pienso que es la perfecta ocasión de ponerme un aro en la lengua, labio o cualquier parte que en este minuto siento perdida en mi cara, en que más puedo pensar para que no me duela.

-Ahora vamos a esperar el efecto para proceder a sacarte esa muelita.

Como fue capaz de decirle muelita a un premolar que lleva 25 años acompañándome, esto no es un trámite de banco, esto es una violación corporal que tengo que asumir porque tengo un milímetro corrida la mandíbula, algo terrible decía mi dentista, hay que corregir.

Porque no me corrigen otras cosas, porque no puedo extraer otras cosas de mi cuerpo, que raro es todo esto, que ridículo sacarme una muela y este tratamiento de mierda que me involucré para que mi familia me dejara de hinchar de que cuando grande me iba a arrepentir de no haberlo hecho, tengo que asumir, la vanidad se apoderó de esta decisión, tengo que dejar de ser tan espontánea para mis decisiones.

- ui, no traje mi ipod, dice el dentista
la enfermera le responde con unos gemidos, ya a las ocho de la tarde, quien tiene ánimo de seguir hablando.

Estás lista.
Aprieta fuerte la gasa con los dientes, tienes tres puntos, viste que no fue nada, quieres llevarte tu diente.

Lo vi ensangrentado y solo encima de una tela verde,
No gracias, no lo quiero.
Callada y triste, esto no está bien, si solo era un diente, pero me duele y tengo un espacio que en cuatro meses va a desaparecer.
Así funciona todo, te extraen, te dejan el vacío y al cabo de unos meses nos quedamos sin memoria, todo se tapa.
En un tiempo más no tiene relevancia.

- Y no puedo fumar?
- No, no puedes
- Y no puedo tomar?
- Lo único que puedes tomar es cerveza.

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Un pack de Austral por favor.